miércoles, 26 de julio de 2017

28 de noviembre 2015


A pesar de que muchos hoy me digan que tengo una personalidad avasallante en la primaria sufría el hoy llamado bullying o ser la que tomaban de punto. La pasé horrible, no quería ir a la escuela, volvía todos los días llorando especialmente de 4to a 6to. 
Por suerte tuve padres que siempre alimentaron mi autoestima, un par de amigas que siempre me defendieron y una gran maestra que estaba a la altura de las circunstancias. 
Pasar la parte más linda de la primaria pasándola mal, pasar 8 horas en una escuela donde uno se siente sapo de otro pozo, no está nada bueno.
Me hizo más fuerte sin duda pero también me enseñó a mirar y observar y también me hizo ser una coleccionista de amigos, como siempre digo: todos mis amigos son mis mejores amigos. Los cuido y me cuidan, estoy al pendiente y no dejo de decirles lo que siento nunca. Cada vez que tengo que tomar una decisión los consulto, a todos y cada alegría implica una celebración. Agradezco al universo tenerlos pero sobre todo agradezco que no pase un día sin que algún amigo me diga lo que siente por mi y yo a él. Lo mismo que hago con mi marido y cada uno de mis hijos. Decir y decir lo que uno ama es la mejor medicina y la mejor herramienta que podamos dar para hacer sentir al otro único.

No hay comentarios: